El auge del ciclismo. donde las ciudades se adaptan

La percepción de los ciclistas en la carretera varía según el lugar donde vivas, y en España, esta visión ha ido cambiando notablemente en los últimos años. Ciudades como Sevilla, Barcelona o Valencia han sido pioneras en la creación de infraestructuras ciclistas, inspiradas en modelos europeos como el de Copenhague, donde las bicicletas dominan las calles y son el medio de transporte principal de más del 60% de los residentes.

Sin embargo, en muchas otras ciudades españolas, los ciclistas aún son una minoría en un entorno dominado por el coche. Aunque no todas las ciudades seguirán el ejemplo de Copenhague de la noche a la mañana, el uso de la bicicleta ha ido en aumento en España, impulsado en parte por la pandemia del Covid19. En 2020, se registró un aumento significativo en las ventas de bicicletas, lo que provocó escasez a nivel mundial y reabrió el debate sobre el reparto del espacio en las calles.

Pero el punto clave no es si las bicicletas o los coches «ganan» la carretera, sino cómo convivir de manera pacífica y respetuosa. “Cuando cada medio de transporte tiene su espacio, todos pueden circular de manera segura”, afirma Sara Studdard, experta en innovación en infraestructura ciclista de People For Bikes.

En España, la bicicleta necesita una infraestructura adecuada, al igual que los coches. Las ciudades que han adoptado redes ciclistas completas, como Sevilla, han demostrado el impacto positivo que estas pueden tener: se reducen los viajes en coche, aumenta el uso de la bicicleta y la congestión de tráfico disminuye. Las «redes ciclistas completas» son rutas interconectadas que permiten a los ciclistas moverse de un punto a otro de manera segura y eficiente, algo que debería expandirse en todo el país.

Cuando observamos el mapa vial de una ciudad, las calles están conectadas para llevarnos a donde necesitamos ir”, explica Israel Salcedo de la Asociación Burgos con Bici. «Pero si miramos el mapa de carriles bici, parece un rompecabezas incompleto». Ciudades como Sevilla han demostrado que mejorar la infraestructura ciclista beneficia a todos, no solo a los ciclistas. Una red bien diseñada reduce la confusión, los accidentes y mejora el tráfico para todos los usuarios de la carretera.

La falsa rivalidad entre conductores y ciclistas sigue siendo un mito en muchos lugares de España. Tanto los conductores como los ciclistas desean lo mismo: seguridad y claridad sobre dónde deberían estar cada uno. Este cambio en la mentalidad es fundamental para promover la convivencia pacífica en las carreteras.

En 2024, la responsabilidad compartida es más importante que nunca. Para mejorar la movilidad en nuestras ciudades, es vital que los ciudadanos se involucren en el diseño y defensa de una infraestructura ciclista de calidad. Desde Burgos con Bici y la Asociación de Empresas del Poligono de Villalonquejar de Burgos están en contacto con las administraciones para apoyar soluciones de transporte sostenibles.

Porque la infraestructura ciclista beneficia a toda la comunidad, independientemente de si usas bicicleta o no. Aunque las redes ciclistas no aparecerán de la noche a la mañana en todas las ciudades españolas, es importante que nos cuidemos mutuamente mientras este cambio se produce.

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